Hay hombres, que por su propia naturaleza (
profundamente diferente a la simplemente "humana") pueden ser
considerados de una manera efectiva y real como piedras angulares de lo manifestado. Es decir, que a través de ellos fluye una influencia trascendente proveniente del Principio, que emanada e irradiada hacia el exterior de si mismos influye de una manera esencial y angular en el Todo.
Hay una diversidad de consideraciones posibles bastante numerosas a lo que respecta a estos hombres de
carácter excepcional, pero no es la intención de abordarlas todas (o siquiera una mínima parte) en este lugar. Simplemente he de limitarme a señalar algunos aspectos que me resultan interesantes y que a su vez pueden ser tomados como pie para consideraciones o
inteleciones personales por parte de algún "inspirado" lector.
Los hombres angulares, presentan la particularidad de encarnar en su manifestación exterior (y
serlo efectivamente en su interior) alguna particularidad del Principio, y esto sólo es posible para aquel que ha encontrado y realizado la ruta que lleva hacia
Selbest o el si-mismo.
El hombre
incondicionado, que ha despertado del sueño en el que se encontraba sumido desde su encarnación en la manifestación, en ocasiones opta por un nuevo descenso, o mejor dicho, por irradiar desde la cima o el centro al que ha alcanzado hacia el exterior todo lo que a sus "formas" y "límites" corresponde.
Personalmente tengo el convencimiento de que estos hombres recorren a la humanidad desde principio a fin, conformando lo que podría ser llamado un cordón dorado, con una continuidad efectiva y real en todos los planos de la existencia. Hay incluso quienes dicen, que en última instancia y en realidad, ellos no son más que uno sólo. Al igual que el Principio. Es a través de ellos que este, efectúa su presencia más profunda sobre los hombres en general.