"Las cinias, que veo palidecer y morir lentamente en el jarrón, me hacen vivir una danza de la muerte, una aceptación mitad triste, mitad exquisita de lo perecedero, pues lo perecedero es justamente lo más bello, pues la muerte misma puede ser tan bella, tan floreciente, tan digna de ser amada."H.H.
lunes, 5 de octubre de 2009
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