miércoles, 4 de noviembre de 2009

Eternidad

Él me mira y rozando sus labios comienza su vuelvo una palabra que dice 'Eternidad'. Sus ojos buscan los míos, y sin poder encontrarlos comprende con dolor el silencio.

Yo, en silencio, no respondo. Estoy cono una enhiesta roca en medio de una cascada. La serenidad no sólo no se va, sino que me invade. No hay nada que decir. A veces las palabras están de más, y cualquiera de ellas no sería más que un insoportable filo tallando la superficie más profunda del alma.

Él ya no me mira. De sus ojos emergen dos lágrimas de sangre que van marcando su recorrido en el rostro pálido. Yo le sonrío, con compansión, pero no de él, sino de mí.

El eterno retorno es más complicado de lo que generalmente se piensa. El universo contiene miles, millones, infinitos puntos, y uno, si un cuerpo grácil lo acompaña, danza entre ellos, como una nube en el cielo. Como el fuego devorando la leña, o quizás simplemente como un Amor eternizándose más allá de toda forma, de todo tiempo, de todo espacio o incluso de si mismo.

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