La incesante voluntad de poder o de continua creación o de transformación o de autosometimiento.
jueves, 13 de mayo de 2010
Volverse loco no es el perder toda firmeza, sino el comprender la relatividad de lo incompleto, su constante fluidez y siempre teniendo el tino de no ver más que el equilibrio, lo perfecto y lo absoluto, que en última instancia es el centro y marco de todas las cosas.
El pensamiento más poderoso consume mucha fuerza que antes estaba a disposición de otras metas, obra, así pues, transformador, crea nuevas leyes de movimiento de la fuerza pero no crea una nueva fuerza. En ello radica, sin embargo, la posibilidad de redeterminar y reordenar en sus afectos a cada hombre considerado individualmente.
Nietzsche
El buen soberano no combate el buen guerrero no se exalta El buen vencedor no lucha El buen dirigente no dirige Este es el poder de la virtud del no-combatir. Ésta es la fuerza de utilizar a los hombres Éste es el modo del Cielo Vértice de la Virtud en los origenes
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