I.
Al abrir hoy los ojos
a la luz, he pensado
-por vez primera-
con gusto -¡corazón mío!- en la muerte.
II.
Ha sido igual que otro
nacer, como un entrenacer,
entre el nacer primero
y el último, el morir.
Y los recuerdos
de mi vida de antes, se han quemado
en el sol grande del olvido.
III.
Vida segunda, ésta,
tan serena, tan llana,
con la conciencia toda
en todo -y yo de pie,
al lado mío-, para siempre,
sobre la fuente pura
de la eternidad.
¡Vida
segunda, verdadera vida
de aquí; reino completo;
madurez de la frente
-¡oh juventud del corazón!- y agosto
del alma, fruto de la carne!
Y IV.
... Ahora, ¡qué tranquilo
recomenzar la senda con cimiento
firme, hacia todo,
...o, es lo mismo, hacia la nada!
Juan Ramón Jiménez