Fui imaginado por un segundo, y ese fue el error primigenio, el eco del pecado original.
Sin el pecado no habría mundo, y Dios se aburriría mirándose el ombligo.
El pecado es pecado para el hombre, no para Dios.
¿Cómo has de comportarte en el día a día? ¿Cómo Dios o como Hombre?
Quizás como ninguna de las dos cosas.
Quizás sólo como un eco del error, de la vida, de la gloria,
y finalmente, como un amante de la muerte, mi verdadera Madre.
Es que hay hombres que nacemos de atrás para adelante,
curiosamente.
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